Unidos para abrirnos al mundo

En la Casa de la Familia Nossa Senhora de Fátima, el verdadero milagro son los pobres, los discapacitados y los sin techo que, haciendo los honores de la casa, devuelven la acogida y los cuidados recibidos a los peregrinos que encuentran en su camino. Hoy, junto con Antonio, son 9 personas en total y necesitan tu ayuda para comprar un minibús que permita a esta maravillosa familia viajar juntos. ¡Ayúdales a permanecer unidos para abrirse al mundo!

Unidos para abrirnos al mundo

En la Casa de la Familia Nossa Senhora de Fátima, el verdadero milagro son los pobres, los discapacitados y los sin techo que, haciendo los honores de la casa, devuelven la acogida y los cuidados recibidos a los peregrinos que encuentran en su camino. Hoy, junto con Antonio, son 9 personas en total y necesitan tu ayuda para comprar un minibús que permita a esta maravillosa familia viajar juntos. ¡Ayúdales a permanecer unidos para abrirse al mundo!

En Fátima, destino de peregrinos y etapa en el camino de Santiago de Compostela, hay un lugar donde los pobres, las personas con dificultades económicas, los jóvenes con discapacidades y las personas sin hogar son los anfitriones, que han encontrado la brújula a seguir para una vida plena y feliz al compartir sus vidas y acoger a las personas.
Se trata de la Casa Famiglia Nossa Senhora di Fatima, donde Antonio y su especial familia acogen a todos los que llaman a su puerta, de acuerdo con el carisma de la Comunidad Papa Juan XXIII, que ha elegido estar presente en este lugar mariano de gran devoción.

Los que forman parte de la familia han experimentado de primera mano la acogida y los cuidados y son los que, a su vez, devuelven a los peregrinos dándoles una comida caliente, una cama cómoda para dormir y, sobre todo, momentos de pura alegría compartida. Este es el milagro que ocurre en la Casa de la Familia de Fátima: los últimos se convierten en los primeros, renacen en una nueva dignidad y se sienten dignos no sólo de ser amados, sino, a su vez, de amar y convertirse en un recurso para los demás.

Antonio es el padre de la casa y llegó a Portugal hace casi 4 años con la idea de pasar allí sólo unos meses de oración. Pero, como a él mismo le gusta decir, "todo estaba ya escrito" y hoy, con su numerosa familia de 9 personas, es testigo de que todo puede convertirse en una oportunidad de regalo si estamos abiertos a quienes la vida pone en nuestro camino.

En la casa, los peregrinos, de desconocidos iniciales, pasan inmediatamente a formar parte de la familia y no sólo se comparte el pan en la mesa, sino también las historias, las vidas y la amistad en una extraordinaria inclusión inversa. Los excluidos de la sociedad viven sus días dedicados a los demás y los peregrinos tienen una experiencia evangélica vivida que se llevan cuando llega el momento de cerrar sus mochilas.

Ahora que la familia ha crecido, las necesidades también han crecido y es necesario comprar un minibús que permita realizar actividades fuera de casa. De hecho, hoy en día no es posible viajar todos juntos y en 9 no es fácil pensar en alternativas porque los costes del viaje serían inasequibles. Desplazarse por diferentes necesidades o planificar un viaje a la playa en conjunto es un espejismo.

Comprar un minibús en Portugal cuesta 20.000 euros. Ayude a Antonio y a su familia:se trata de un gasto importante y la Comunidad Papa Juan XXIII, que ya se ocupa de las numerosas necesidades de los Hogares Familiares en más de 40 países de todo el mundo, no dispone actualmente de recursos para cubrir este gasto inesperado.

Crea tu propia recaudación, compártela con tus amigos, familiares y compañeros o apoya a los que ya la han abierto con un donativo y permite que esta maravillosa familia siga unida abriéndose al mundo.
Vamos, ¿te apuntas?
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También puede donar por
TRANSFERENCIA BANCARIA
Código Iban: IT 04X 030 6909 6061 0000 0008 036
Registrado en: Asociación Comunitaria Papa Juan XXIII - Actividades ONLUS
Motivo del pago: 21R016 Minibús Fatima Family House

7.860 €

39%
20.000 €
109 Donaciones
8 Recaudación de fondos
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En Fátima, destino de peregrinos y etapa en el camino de Santiago de Compostela, hay un lugar donde los pobres, las personas con dificultades económicas, los jóvenes con discapacidades y las personas sin hogar son los anfitriones, que han encontrado la brújula a seguir para una vida plena y feliz al compartir sus vidas y acoger a las personas.
Se trata de la Casa Famiglia Nossa Senhora di Fatima, donde Antonio y su especial familia acogen a todos los que llaman a su puerta, de acuerdo con el carisma de la Comunidad Papa Juan XXIII, que ha elegido estar presente en este lugar mariano de gran devoción.

Los que forman parte de la familia han experimentado de primera mano la acogida y los cuidados y son los que, a su vez, devuelven a los peregrinos dándoles una comida caliente, una cama cómoda para dormir y, sobre todo, momentos de pura alegría compartida. Este es el milagro que ocurre en la Casa de la Familia de Fátima: los últimos se convierten en los primeros, renacen en una nueva dignidad y se sienten dignos no sólo de ser amados, sino, a su vez, de amar y convertirse en un recurso para los demás.

Antonio es el padre de la casa y llegó a Portugal hace casi 4 años con la idea de pasar allí sólo unos meses de oración. Pero, como a él mismo le gusta decir, "todo estaba ya escrito" y hoy, con su numerosa familia de 9 personas, es testigo de que todo puede convertirse en una oportunidad de regalo si estamos abiertos a quienes la vida pone en nuestro camino.

En la casa, los peregrinos, de desconocidos iniciales, pasan inmediatamente a formar parte de la familia y no sólo se comparte el pan en la mesa, sino también las historias, las vidas y la amistad en una extraordinaria inclusión inversa. Los excluidos de la sociedad viven sus días dedicados a los demás y los peregrinos tienen una experiencia evangélica vivida que se llevan cuando llega el momento de cerrar sus mochilas.

Ahora que la familia ha crecido, las necesidades también han crecido y es necesario comprar un minibús que permita realizar actividades fuera de casa. De hecho, hoy en día no es posible viajar todos juntos y en 9 no es fácil pensar en alternativas porque los costes del viaje serían inasequibles. Desplazarse por diferentes necesidades o planificar un viaje a la playa en conjunto es un espejismo.

Comprar un minibús en Portugal cuesta 20.000 euros. Ayude a Antonio y a su familia:se trata de un gasto importante y la Comunidad Papa Juan XXIII, que ya se ocupa de las numerosas necesidades de los Hogares Familiares en más de 40 países de todo el mundo, no dispone actualmente de recursos para cubrir este gasto inesperado.

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