'Amini Home', una nueva vida: ¡créalo con las mujeres de Kenia!
Recaudación de fondos por Federica Invrea
Esta recaudación de fondos nació de una promesa y un deseo, hechos el día de mi último cumpleaños.
Estaba en Githurai 45, uno de los barrios más pobres y marginados de Nairobi, un lugar del que no sólo los turistas, sino también los propios habitantes de la ciudad mantienen las distancias... Dejé allí un trozo de mi corazón...
Aquí, el contexto socioeconómico desfavorable, la pobreza extrema y la falta de oportunidades reales pesan especialmente sobre los más vulnerables: en las calles, a pocos pasos de las casas y los mercados, se esconde un universo hecho de historias de violencia, soledad y abandono. Aquí, cada día, cientos de mujeres, de 17 a 60 años, venden su cuerpo por poco menos de un euro para sobrevivir o garantizar la alimentación, la escolarización y un futuro mejor para sus hijos.
Desde marzo de 2023, gracias al gran corazón de personas que han decidido donar años de su vida a estas mujeres, el proyecto"Amini", que en swahili significa 'creer en ello". Es un proyecto construido a partir de sus necesidades y peticiones, para crear una familia con ellas en el día a día, incluso a través del refugio que ahora alberga a 7 madres con sus hermosos hijos.
A través del diálogo y la escucha activa, se intenta conocerlas y comprender sus sueños y aspiraciones, para construir juntos un camino de renacimiento a su medida. Se les ofrece atención sanitaria y psicológica (en Kenia, la sanidad es de pago y los tratamientos son muy caros) y cursos de formación en restauración, pastelería, sastrería y estética, para aprender un nuevo oficio y poder encontrar un trabajo digno.
Tuve el honor y la oportunidad de compartir un trocito del camino con ellas: el pasado julio abrimos juntas una Kibanda, una pequeña tienda donde las mujeres pueden vender ropa, procedente de donaciones, para autofinanciarse y experimentar en una actividad que les devuelve la dignidad y la confianza en sí mismas.
Son mujeres maravillosas, con grandes ojos que ocultan profundas penas, pero con una luz que nunca antes había encontrado. Enseguida me impresionó su capacidad de recuperación y lo mucho que están dispuestas a afrontar por amor a sus hijos.
En poco tiempo con ellos compartí tanto... me enseñaron a cocinar chapatis y mandazi, a llevar un bebé a la espalda, que siempre se puede sonreír aunque todo se desmorone, que -aunque sea poco- el chai (té) siempre es suficiente para compartir, que la verdadera fuerza reside en volver a empezar desde las propias heridas... con ellos me sentí acogida, querida, completa... siempre me sentí"suficiente", tal como soy...
Recordaré el resto de mi vida la fiesta sorpresa que me dieron el día de mi cumpleaños, con un globo de agua (al estilo keniata), una tarta hecha a mano, cantando, bailando y llena de alegría... ese día expresé mi deseo más profundo: que estas niñas, mujeres y madres pudieran tener una oportunidad de redención para ellas y sus hijos... y les hice una promesa: que nunca las olvidaría, e incluso desde la distancia encontraría nuevas formas de estar ahí y seguir apoyándolas.
Y aquí estoy, cumpliendo esa promesa....
Gracias de todo corazón a todos los que crean en una nueva vía posible y me ayuden a hacer realidad este sueño compartido. Cada donación, por pequeña que sea, o el hecho de compartir este mensaje puede cambiar su destino.
Un proverbio africano dice: "El viento no rompe un árbol que sabe doblarse". A partir de este verano, yo lo creo... ¿y tú?