Ayuda a Paolo y Anna Tonelotto: una vida al lado de las personas más frágiles
Paolo y Anna llevan más de 30 años compartiendo su vida con los pobres, convirtiéndose en una familia para quien es acogido en su casa. Como en toda historia familiar, ahora es urgente y necesario "cuidar" la casa, arreglando lo que los años han desgastado e iniciando las obras de mantenimiento y adecuación necesarias. Con su ayuda y gracias a usted, Paolo y Anna podrán seguir entregándose a los más frágiles en un lugar que respeta sus necesidades.
Paolo y Anna, en 1986, hicieron una elección de vida que continúa hasta hoy: vivir la vocación de la Comunidad Papa Juan XXIII y compartir su vida con los pobres. Su familia se ha convertido en la familia de niños italianos y extranjeros en busca de orientación, de madres solitarias, perdidas y víctimas de la violencia, de personas con graves discapacidades que nadie quiere. En 1994, Paolo, Anna y sus hijos partieron como misioneros a Chile, donde pusieron en marcha proyectos de ayuda y acogida a personas en situación de grave dificultad que la Comunità Papa Giovanni XXIII sigue dirigiendo en la actualidad.
Paolo y Anna han sido más que un punto de referencia: ¡para más de 100 personas en todos estos años han sido una verdadera familia! Uno de los primeros acogidos fue Paolo, un niño autista muy grave que ahora tiene 46 años y sigue viviendo con ellos. Paolo no es el único personaje "histórico", otros han pasado gran parte de su vida entre estos muros, sin dudar nunca de que ésta era su familia, y los que han vivido en esta casa sólo de pasada, han recibido tanto amor que han podido encontrar la fuerza y los recursos para un camino de plena autonomía. Los tres hijos naturales de Paolo y Anna, ya adultos, siguen la misma opción de vida y vocación que sus padres, hasta el punto de que han optado por abrirse a la hospitalidad, algunos en Italia y otros en el extranjero.
Desde 1998, a su regreso de Chile a Italia, ¡se han vivido tantas cosas entre las paredes de su casa! Actualmente la familia se compone de 8 personas y algunos de los niños acogidos tienen graves discapacidades físicas o mentales, pero ha llegado el momento en que es urgente cuidar este lugar para arreglar lo que los años han desgastado pero sobre todo lo que necesita ser adaptado a las personas que han crecido y tal vez envejecido, para esto necesitamos ayuda.
Necesitamosurgentemente iniciar trabajos de mantenimiento para garantizar que la casa siga siendo un lugar seguro y acogedor: por ejemplo, hay que cambiar el suelo del exterior de la casa porque es irregular y peligroso para las personas que tienen dificultades para caminar y moverse. También es necesario trabajar en los sistemas de fontanería y alcantarillado, que están rotos y maltratados por el tiempo y el desgaste.
LaComunidad Papa Juan XXIII, a la que pertenecen Paolo y Anna, sostiene más de 200 de estas Casas-Familia en Italia y en todo el mundo y tiene que hacer frente a muchos gastos para garantizar que todos tengan lo que necesitan. Hay momentos en los que es difícil encontrar los recursos para responder con prontitud a todos y a las numerosas emergencias: en esos casos, como hoy, nos vemos obligados a "tender la mano", confiando en la caridad de los demás y en la providencia, pidiendo apoyo y ayuda.
Confiamos en la comprensión y ayuda de los muchos amigos y personas que Paolo y Anna han conocido en esta rica vida, para que les ayuden a encontrar los recursos económicos necesarios en estos momentos.
Abre una recaudación de fondos y compártela con tus conocidos y amigos, o apoya a los que ya la han abierto con un donativo.Este hogar familiar seguirá dedicando su vida a los más frágiles en un lugar adecuado a sus necesidades. Gracias.
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Paolo y Anna, en 1986, hicieron una elección de vida que continúa hasta hoy: vivir la vocación de la Comunidad Papa Juan XXIII y compartir su vida con los pobres. Su familia se ha convertido en la familia de niños italianos y extranjeros en busca de orientación, de madres solitarias, perdidas y víctimas de la violencia, de personas con graves discapacidades que nadie quiere. En 1994, Paolo, Anna y sus hijos partieron como misioneros a Chile, donde pusieron en marcha proyectos de ayuda y acogida a personas en situación de grave dificultad que la Comunità Papa Giovanni XXIII sigue dirigiendo en la actualidad.
Paolo y Anna han sido más que un punto de referencia: ¡para más de 100 personas en todos estos años han sido una verdadera familia! Uno de los primeros acogidos fue Paolo, un niño autista muy grave que ahora tiene 46 años y sigue viviendo con ellos. Paolo no es el único personaje "histórico", otros han pasado gran parte de su vida entre estos muros, sin dudar nunca de que ésta era su familia, y los que han vivido en esta casa sólo de pasada, han recibido tanto amor que han podido encontrar la fuerza y los recursos para un camino de plena autonomía. Los tres hijos naturales de Paolo y Anna, ya adultos, siguen la misma opción de vida y vocación que sus padres, hasta el punto de que han optado por abrirse a la hospitalidad, algunos en Italia y otros en el extranjero.
Desde 1998, a su regreso de Chile a Italia, ¡se han vivido tantas cosas entre las paredes de su casa! Actualmente la familia se compone de 8 personas y algunos de los niños acogidos tienen graves discapacidades físicas o mentales, pero ha llegado el momento en que es urgente cuidar este lugar para arreglar lo que los años han desgastado pero sobre todo lo que necesita ser adaptado a las personas que han crecido y tal vez envejecido, para esto necesitamos ayuda.
Necesitamosurgentemente iniciar trabajos de mantenimiento para garantizar que la casa siga siendo un lugar seguro y acogedor: por ejemplo, hay que cambiar el suelo del exterior de la casa porque es irregular y peligroso para las personas que tienen dificultades para caminar y moverse. También es necesario trabajar en los sistemas de fontanería y alcantarillado, que están rotos y maltratados por el tiempo y el desgaste.
LaComunidad Papa Juan XXIII, a la que pertenecen Paolo y Anna, sostiene más de 200 de estas Casas-Familia en Italia y en todo el mundo y tiene que hacer frente a muchos gastos para garantizar que todos tengan lo que necesitan. Hay momentos en los que es difícil encontrar los recursos para responder con prontitud a todos y a las numerosas emergencias: en esos casos, como hoy, nos vemos obligados a "tender la mano", confiando en la caridad de los demás y en la providencia, pidiendo apoyo y ayuda.
Confiamos en la comprensión y ayuda de los muchos amigos y personas que Paolo y Anna han conocido en esta rica vida, para que les ayuden a encontrar los recursos económicos necesarios en estos momentos.
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