"Son buenos, nos traen comida, pero dentro de un rato se irán a su cama caliente y nosotros nos quedaremos aquí". Todo empezó con esta frase, dicha por un indigente. Cada semana también salimos a la calle para llevar ayuda y sobre todo nuestra amistad a los que no tienen nada, pero no queríamos volver a nuestra cama caliente y olvidarnos de ellos. Por esta razón, junto con nuestra familia, abrimos una cabaña de Belén (un refugio para los sin techo) de la Comunidad Papa Juan XXIII en Atenas, donde acogemos hasta 11 personas cada noche.
Con nuestros 5 hijos nos trasladamos aquí desde la Toscana hace 4 años para abrir una Casa Familiar. Para hacer aún más, construimos un pequeño apartamento para alojar a las personas que quieren dejar atrás la vida en la calle. Ahora hay dos chicos que viven allí y que vuelven a tomar su vida en sus manos.
Los costes son muchos y la Comunidad Papa Juan XXIII ya hace todo lo posible por nosotros. Queremos reunir los recursos necesarios para cubrir los gastos de todo un año de nuestras actividades: salidas a la calle, la cabaña, el miniapartamento. Necesitamos su ayuda para poder seguir garantizando nuestra presencia.
Kosta durmió en una silla en una cabaña en la playa. No sólo le ayudamos, sino que le acogimos y le amamos. Ahora vive con nosotros y nuestros hijos. Ahora vuelve a ser un hombre (Filippo, padre de la Casa Familiar de Atenas).