¡Apoya conmigo a la Aldea de la Alegría!
Recaudación de fondos por Chiara Ghetti
Me llamo Chiara y soy miembro de la Comunidad Papa Juan XXIII desde 2012. Nunca he conocido a Don Oreste en persona, pero he podido ver de primera mano las obras que nos dejó. De hecho, conocí la Comunidad gracias a la Aldea de la Alegría donde, en 2011, hice mi año de Servicio Civil, y a partir de ahí nació en mí la curiosidad por saber más sobre la Comunidad. En los años que siguieron, tuve varias experiencias en distintas realidades, pero al final volví a la Aldea, donde ahora comparto mi jornada y luego regreso a casa, cumpliendo un rol de coordinación.
Al volver a la Aldea después de muchos años, pude observar la evolución que se ha producido: de estar compuesta por "sólo" tres casas familiares a convertirse en una verdadera aldea, con incluso el edificio para acoger a familias con dificultades, madres y padres junto con sus hijos.
Desgraciadamente, la buena voluntad y el cariño de las personas no bastan para poder acoger y ayudar concretamente a los necesitados, sino que también se necesita formación continua, competencias y conocimientos profesionales que nos permitan intervenir de la mejor manera posible.
Por eso queremos organizar cursos de formación que nos den nuevas herramientas para gestionar mejor las situaciones familiares más críticas. Estos cursos suponen un coste que la Comunidad no puede asumir por el momento, también porque han surgido diversas necesidades aquí en la Aldea para mantener las tres Casas Familiares (como la compra de una nueva cocina y la sustitución de enseres y puertas), junto con la reparación del coche que utilizamos para todos nuestros desplazamientos.
Yo también, al igual que las demás personas que comparten su vida en la Aldea de la Alegría, he decidido poner de mi parte para ayudar a encontrar los recursos necesarios para hacer frente a estos gastos, que ascienden a 15.000 euros .
Hoy te pido que me ayudes con un donativo, por grande o pequeño que sea, porque sólo juntos podremos conseguir que la Aldea de la Alegría pueda seguir siendo un lugar seguro y renaciente para cada vez más personas.
¡Gracias de todo corazón!