En Chile junto al pueblo mapuche - 2025
Los mapuches, pueblo indígena de Chile, son perseguidos e ignorados desde hace años: el Estado no reconoce su existencia ni protege su identidad. Privados de su tierra de origen, se ven obligados a luchar para recuperarla y, por tanto, son víctimas de una fuerte represión. La Comunidad, con voluntarios, les apoya en este camino de reivindicación de forma pacífica y no violenta. Apóyelos también.
La Comunidad Papa Juan XXIII está en Chile desde 1994, una presencia basada en compartir la vida con la población más pobre y marginada. Desde hace algunos años hemos optado también por comprometernos con el pueblo mapuche, la comunidad indígena más numerosa del país.
Los mapuches siempre han luchado por el reconocimiento y la defensa de su identidad y su cultura, aplastados por un lado por el Estado, que no reconoce la existencia de pueblos originarios y no protege su supervivencia, y por otro por las grandes empresas, que usurpan sus tierras, su única fuente de subsistencia.
Los mapuches viven en estrecho contacto con la naturaleza y se mantienen gracias a la agricultura y la ganadería. Pero sus vidas están constantemente amenazadas: con la creación de los Estados nacionales de Chile y Argentina, se les ha privado de gran parte de su tierra natal, donde han vivido durante generaciones, se les ha restringido el acceso a los recursos naturales, esenciales para su supervivencia física y cultural.
Hoy en día, muchos mapuches han tomado conciencia de lo que se les arrebató e intentan luchar por sus derechos. Los mapuches son marginados, discriminados, tratados como "holgazanes", y quienes luchan con fuerza por el reconocimiento de sus derechos culturales y territoriales suelen ser considerados terroristas. El Estado les concede pocas protecciones y derechos y, a medida que crece el movimiento, se les trata como subversivos.
Los voluntarios de "Operazione Colomba" (el Cuerpo de Paz Noviolento de la Comunidad Papa Juan XXIII) han optado por permanecer a su lado, compartiendo su exigencia de respeto de los Derechos y siendo testigos de los abusos que sufren.
La denuncia de las injusticias que sufren ha impulsado a chicos y chicas italianos a partir para convivir con este pueblo ancestral, compartiendo con ellos su vida cotidiana, sus penurias pero también sus esperanzas. Su presencia no violenta les sirve de protección y apoyo en los momentos de protesta pública, cuando los manifestantes suelen ser víctimas de la represión de la fuerza pública. Los mapuches intentan hacer valer sus derechos como pueblo aplastado, incluso aceptando el riesgo de ser encarcelados.
La cultura y la espiritualidad de este pueblo son un patrimonio que hay que defender, sus reivindicaciones territoriales chocan con una economía que sólo busca la explotación de la tierra y no su conservación.
Apoyar la presencia de voluntarios junto al pueblo mapuche. Su compromiso representa una contribución fundamental en el camino de este pueblo hacia la dignidad y la justicia. Su apoyo, tanto moral como práctico, es esencial para que los mapuches puedan continuar su lucha con mayor determinación y fuerza.
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Los mapuches siempre han luchado por el reconocimiento y la defensa de su identidad y su cultura, aplastados por un lado por el Estado, que no reconoce la existencia de pueblos originarios y no protege su supervivencia, y por otro por las grandes empresas, que usurpan sus tierras, su única fuente de subsistencia.
Los mapuches viven en estrecho contacto con la naturaleza y se mantienen gracias a la agricultura y la ganadería. Pero sus vidas están constantemente amenazadas: con la creación de los Estados nacionales de Chile y Argentina, se les ha privado de gran parte de su tierra natal, donde han vivido durante generaciones, se les ha restringido el acceso a los recursos naturales, esenciales para su supervivencia física y cultural.
Hoy en día, muchos mapuches han tomado conciencia de lo que se les arrebató e intentan luchar por sus derechos. Los mapuches son marginados, discriminados, tratados como "holgazanes", y quienes luchan con fuerza por el reconocimiento de sus derechos culturales y territoriales suelen ser considerados terroristas. El Estado les concede pocas protecciones y derechos y, a medida que crece el movimiento, se les trata como subversivos.
Los voluntarios de "Operazione Colomba" (el Cuerpo de Paz Noviolento de la Comunidad Papa Juan XXIII) han optado por permanecer a su lado, compartiendo su exigencia de respeto de los Derechos y siendo testigos de los abusos que sufren.
La denuncia de las injusticias que sufren ha impulsado a chicos y chicas italianos a partir para convivir con este pueblo ancestral, compartiendo con ellos su vida cotidiana, sus penurias pero también sus esperanzas. Su presencia no violenta les sirve de protección y apoyo en los momentos de protesta pública, cuando los manifestantes suelen ser víctimas de la represión de la fuerza pública. Los mapuches intentan hacer valer sus derechos como pueblo aplastado, incluso aceptando el riesgo de ser encarcelados.
La cultura y la espiritualidad de este pueblo son un patrimonio que hay que defender, sus reivindicaciones territoriales chocan con una economía que sólo busca la explotación de la tierra y no su conservación.
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