Una máquina para sonreír
Recaudación de fondos por Rocio De Zanche
. Si me pidieran que hablara de estos meses en Rumanía, probablemente los describiría como caóticos, dinámicos, pero precisamente por eso también llenos de emociones.
En Bucarest nuestra vida se basa en COMPARTIR nuestras alegrías y dificultades, nuestros logros y fracasos; un compartir integral que intentamos transmitir y cultivar incluso fuera de nuestra cabaña. De hecho, el corazón de nuestra misión es nuestra presencia, nuestro ESTAR ALLÍ, donde faltan el amor y la presencia humana, ya sea jugando con niños encerrados en instituciones o que pasan la mayor parte del tiempo en la calle, o reuniéndonos y hablando con personas que se encuentran pasando la noche a la intemperie, ya sea en un porche o en un banco del parque...
.Construir estos vínculos y relaciones es difícil, porque te enfrenta a la impotencia y la rabia, a la sensación de que nunca puedes hacer lo suficiente, pero también te da tanta alegría, tanta satisfacción y te llena el corazón. Pero para poder cultivar la belleza que nos dan estas relaciones, necesitamos un coche: sí, ya sé que puede parecer un detalle trivial, pero en una ciudad agitada y grande como es Bucarest, el coche se convierte en mucho más que un medio de transporte, ya que nos permite llegar y encontrarnos con familias que viven lejos, llevar comida y ropa a los necesitados, continuar con la unidad de calle..... en definitiva, se convierte en una herramienta para acercarnos a la gente.
Precisamente por eso hoy os pedimos una mano, porque cada aportación, por pequeña que sea, es preciosa y nos permitirá seguir llevando sonrisas y presencia.
¡Gracias por el apoyo que nos darás!