Una Navidad de resistencia
Recaudación de fondos por Gea Silver
La primera vez que pisé Palestina con la Operación Paloma (Cuerpo de Paz Noviolento de la Comunidad Papa Juan XXIII) tenía 21 años.
Ahora han pasado casi diez y la ocupación israelí que ya atenazaba a esas comunidades intenta eliminarlas definitivamente.
Pero los palestinos de Masafer Yatta siguen resistiendo.
Si me conoces, sabes cuánto de mi vida he dedicado a Palestina y al proyecto con la Operación Paloma.
También sabes cuánto me han cambiado los palestinos que he conocido y que no sólo forman parte de la resistencia, sino de la vida de las colinas al sur de Hebrón.
Si no me conoces, creo que has oído hablar de Palestina durante al menos los dos últimos años, pero quizá aún no hayas oído hablar de Cisjordania y de las comunidades palestinas que llevan más de setenta años resistiendo a la limpieza étnica y a la ocupación israelí.
Los palestinos de At-Tuwani, Tuba, Al Fakheet, Ar Rakeez -todos ellos lugares considerados marginales en la geografía mundial y, sin embargo, tan cruciales en nuestras geografías políticas y del corazón- me enseñaron con su ejemplo la importancia de la comunidad, el cuidado y la dignidad.
También me enseñaron a conectar los puntos entre las injusticias, cuestionando si lo que ocurre en Palestina puede desligarse de lo que ocurre en Italia o en otras partes del mundo.
La importancia del trabajo de los voluntarios de la Operazione Colomba para mí es también ésta: con sus propios cuerpos, su propio tiempo y sus propios corazones ponerse al lado de la población palestina para ser testigos de la injusticia que sufren, pero también para cuestionar, con su propio ejemplo, lo que pensamos de nuestro papel como occidentales, de nuestra relación con el poder, con la violencia y con la guerra.
Su compromiso nos obliga a cuestionarnos cómo cada uno de nosotros participa -consciente o inconscientemente- en las dinámicas globales que atraviesan todos los ámbitos: desde la ecología a la política, desde las estructuras de supremacía a las formas en que construimos nuestras identidades.
Una invitación a reconocer nuestra responsabilidad y la posibilidad de elegir formas diferentes de presencia y acción en el mundo.
Ahora que se acercan las Navidades y con ellas la presión social de expresar nuestro amor en forma de regalo, os pido en cambio que nos hagáis un regalo colectivo y apoyéis el trabajo que la Operación Paloma lleva haciendo más de 20 años en Palestina.
Muchas gracias.