En ausencia del derecho de asilo
Recaudación de fondos por Vittoria Arnaldi
Hola, soy Vittoria y este otoño decidí partir con la Operación Paloma - Cuerpo de Paz Noviolento de la Comunidad Papa Juan XXIII - para conocer la realidad de las personas migrantes en Grecia. Esta elección surgió de una fuerte necesidad de mostrar mi apoyo a las personas en movimiento que creen que encontrarán nuevas posibilidades de vida en nuestro continente y, en cambio, se encuentran con el rechazo y la exclusión de países que proclaman la importancia del derecho de asilo.
Creo en una Europa de derechos, pero la realidad actual no refleja la Unión que me gustaría. Por eso, durante estos meses, espero llenar este vacío en una pequeña parte, estando al lado de quienes lo han dejado todo atrás y han arriesgado sus vidas para venir a buscar refugio.
En Grecia, los desplazados viven condiciones especialmente duras. Mientras esperan la confirmación o el rechazo de su solicitud de asilo, pasan años encerrados en campos de refugiados, lugares superpoblados con condiciones de vida indignas y alejados de los núcleos de población. La espera sin certeza de los permisos desgasta a los migrantes, que pierden la confianza en un sistema de asilo que parece no estar dispuesto a aceptar a nadie. Por el momento, escasea la presencia de médicos, trabajadores sociales y psicólogos, y la falta de transporte público que conecte los campos con Atenas hace más difícil encontrar trabajo y recibir atención o asistencia. Son los lugares más carcelarios que he visto, con guardias de seguridad que los custodian y la imposibilidad de acceder a ellos para la mayoría de los forasteros. Las zonas fuera del campo suelen ser carreteras provinciales atravesadas por camiones. Por ello, los niños se encuentran jugando al borde de éstas y de las alambradas que rodean los campos.
Como voluntarios de la Operación Paloma llegamos a conocer a las personas que viven en los campos y en Atenas y escuchamos sus historias y sueños. Intentamos apoyar a la gente en sus necesidades, como la necesidad de ponerse en contacto con otras organizaciones de apoyo, de trasladarse de los campos a la ciudad o de ser acompañados a los hospitales donde faltan intérpretes. Pero es sobre todo la amistad y el compartir momentos lo que constituye la base de toda nuestra presencia aquí. Por muchas necesidades materiales que tengan las personas desplazadas, son niños y adultos que, ante todo, necesitan ser vistos por esta Europa que cierra sus fronteras. Compartir un almuerzo fuera del campamento, cocinar juntos, dar una vuelta por la ciudad, pasar un día tomando el té con amigos que se alegran de tenerte a su lado, son momentos enriquecedores tanto para ellos como para nosotros. El aislamiento que rodea a los solicitantes de asilo y la falta de consideración hacia ellos como personas son realidades evidentes y causan mucho dolor.
¿Puede ayudarme a apoyar este proyecto? Todas las aportaciones son importantes y nos ayudarán a seguir estando al lado de las personas que se desplazan.